El 18 de mayo, a las 11 horas, marchamos a la embajada de Irán para reclamar la libertad de Zeinab Jalalian y el cese de las ejecuciones contra activistas kurdos. La izquierda no puede faltar a esa cita...
El 18 de mayo marchamos a la embajada de Irán a reclamar la libertad de Zeinab Jalalian y el cese de las ejecuciones contra activistas kurdos en Irán. Las organizaciones de izquierda deberían formar parte de esta actividad de defensa de los derechos democráticos del pueblo kurdo, masacrado por el estado teocrático de ese país.
El Comité Kurdistán
de la Argentina marchará a la embajada de Irán el próximo 18 de mayo para
reclamar por la libertad de Zeinab Jalalian y el cese de las ejecuciones contra
prisioneros políticos kurdos en ese país. / Zeynab es una presa política kurda de Irán, nacida en 1982 en
Deim Qesshlaq, un pueblo de las afueras de la ciudad de Maku. Ella es una
activista que ha trabajador en cuestiones relacionadas a los derechos de las
mujeres, especializada en la educación de niñas e involucrada en la lucha
contra el sistema patriarcal que tiene gran peso en la mayoría de los países de
Medio Oriente.
Fue arrestada en marzo de 2008 por agentes del servicio secreto
de Kirmasam y llevada a un juicio en 2009 que duró apenas unos minutos sin
posibilidades de defenderse. Allí fue condenada -de acuerdo a la ley islámica-
como “Enemiga de Dios”, condena que más adelante ratificó la Corte Suprema de
Tehran. / Debido a presiones de organizaciones y personalidades
internacionales de derechos humanos, esta condena fue conmutada y cambiada por
la prisión de por vida. Por esa razón, en diciembre de 2014, Zeinab fue
trasladada de la cárcel de Kirmasan a la prision de Xoy.
En los últimos años ella ha sufrido muchas torturas y
maltrato, razón por la cual su salud es realmente endeble, a tal punto que
puede llegar a perder su visión. A pesar de esto y de otras dolencias las
autoridades le han negado la posibilidad de tratarse en un centro de salud
acorde a su situación. / Jalalian es una prisionera política, que está presa junto a
cientos de activistas kurdos –hombres y mujeres- la mayoría de los/as cuales
han sido condenados/as a muerte por los mismos tribunales que la juzgaron.
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